El diccionario de la Real Academia dice que transformar es: hacer cambiar de forma a alguien o algo. A partir de esta definición podemos decir que la transformación personal es un proceso que comprende cambios en la vida de las personas donde se ponen en perspectiva la conducta para superar las adversidades, trazar nuevas metas y cumplir sueños.
El proceso de transformación personal responde a las siguientes interrogantes:
- ¿Dónde estoy? Se trata de una primera fase de descubrimiento personal para tomar realmente conciencia de cómo estoy viviendo mi vida. En esta fase es bueno dedicar tiempo para la reflexión personal, pero también pidiendo la visión de los demás.
- ¿Qué quiero? Es un momento donde todo es posible, donde hay que pensar y desear EN GRANDE. Se treta de un momento para pensar en lo que deseo que suceda en mi vida, mis sueños.
- ¿Qué necesito? Es el momento para reflexionar sobre lo que necesito para ir de donde estoy a donde quiero estar. Se trata de construir el puente necesario para ir a la otra orilla. Tenemos que ser conscientes que un puente está formado por pequeñas y también grandes piezas, por lo que nuestra agenda de necesidades estará formada por retos más asequibles y otros mucho más retadores.
- ¿Cuáles creencias me limitan? En cualquier proceso de cambio personal tenemos que esperar la presencia de una “voz crítica” con lo que estamos intentando cambiar de lo que se venía haciendo hasta ahora. Una voz acusadora y desafiante que nos avisa de los daños que podrían sucederse si se rompe el status quo. Esta voz está en mi interior e intenta cubrir mis necesidades y protegerme, pero también me obstaculiza para que consiga mis deseos más profundos. Conocer mis creencias limitantes, entenderlas y familiarizarse con ellas es algo importante para no frustrar el proceso de cambio a nivel personal.
- ¿Cuáles creencias me dan fuerza? En esta fase se trata de encontrar aquellas creencias (reales y para nada forzadas) que también tengo y que me dan energía para seguir mi proceso de cambio. Se trata de ir sustituyendo progresivamente mis creencias limitantes por estas otras más posibilitadores, ya que el lenguaje que yo consiga tener conmigo mismo va a marcar un antes y un después de lo que pueda llegar a lograr en el vida.
- ¿Quiénes deben conocer mis deseos? Una vez sepa hacia donde quiero dirigirme y que debo potenciar más de mi liderazgo personal, es importante hacérselo saber a mi entorno. Es una manera de comprometerme no sólo conmigo, sino con el mundo acerca de cuál es mi intención para vivir una vida más feliz. Además, haciéndolo estoy pidiendo a las personas de mi entorno a que me sostengan e impulsen también en esa dirección. Y más aún, estoy preparándolos a que vean en mi cosas o actitudes distintas que, acertadas o no (estoy aprendiendo nuevos hábitos), responden a una clara intención de conseguir un objetivo mayor.
- ¿Quiénes serán mis aliados? De entre estas personas de mi entorno debo también seleccionar algunas para pedirles una cierta involucración activa en relación a mi proceso de cambio personal. Son individuos, cercanos o no a nivel emocional, a los que les iré pidiendo opinión, o con los que reflexionaré acerca de lo que quiero hacer de forma distinta.
- ¿Qué hábitos nuevos pongo en marcha? Este es el momento de la verdad. El momento para empezar a poner en acción estas nuevas acciones o hábitos que pretendo que me acerquen a mis objetivos. Se trata también de ponerle una nueva energía e intención al hacer las cosas y en relacionarme con el mundo; unas maneras que me impulsen a moverme en la dirección correcta. Se trata de una fase para experimentar, y por consiguiente a entender que no hay acciones frustrantes, sino curiosidad e ilusión por abordar las cosas desde nuevas dimensiones.
- ¿Cuál ha sido el impacto? Una vez iniciadas mis nuevas acciones necesito observar como yo mismo y mi entorno responsen a mi versión 2.0. Esto me ayudará a ver si voy en la dirección correcta o debo realizar algunos ajustes. Que mi entorno me muestre sorpresa, e incluso rechazo inicial, no tiene porque significar que he fracasado en el intento. A veces esto es una señal de lo contrario! Es decir, que voy en el buen camino y el entorno está intentando ajustarse a nuevas dimensiones de mi “nuevo yo”. Es aquí, y esta es una de las fases más retadoras, donde debo integrar sistémicamente mi beneficio personal con las necesidades y beneficio de mi entorno, para que mi cambio sea más sostenible y duradero en el futuro.
… Y vuelta a la fase 1. El proceso de desarrollo personal es un proceso continuo que, como la vida misma, nos lleva a seguir subiendo peldaños con la esperanza de que, haciéndolo, estemos viviendo cada vez más la vida que queremos vivir, y así entender realmente que la felicidad tiene que ver con el trayecto y no tanto con el destino.
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